Miami, FL, 9 de noviembre de 2024.
El presidente electo, Donald Trump, lo ha animado a “descocarse en materia de salud”, pero no ha aclarado qué papel jugará Kennedy
Cuando 12.000 profesionales de la salud pública se reunieron en Minneapolis la semana pasada para la reunión anual de la Asociación Estadounidense de Salud Pública, Jerome Adams, quien se desempeñó como máxima autoridad de salud en el primer gobierno del presidente electo Donald Trump, lanzó una advertencia punzante sobre Robert F. Kennedy Jr.
“Si RFK tiene una influencia significativa en el próximo gobierno, eso podría erosionar aún más la voluntad de las personas de ponerse al día con las vacunas recomendadas”, dijo Adams. “Me preocupa el impacto que eso podría tener en la salud de nuestra nación, en la economía de nuestra nación, en nuestra seguridad global”.
Ahora, Kennedy, un declarado escéptico de las vacunas, está en posición de tener una influencia significativa sobre una amplia gama de políticas. La arrolladora victoria electoral de Trump, con Kennedy a su lado, es -a ojos de sus simpatizantes- no solo un mandato, sino también un repudio a las élites de la salud pública que durante tanto tiempo han mantenido a Kennedy a raya.
Como candidato presidencial independiente y como defensor de Trump, Kennedy prometió poner patas arriba el sistema agrícola y la burocracia de salud pública del país, destripando de hecho franjas enteras del Estado regulador, bajo la rúbrica de erradicar el “amiguismo” y la corrupción.
Después de que Trump fuera elegido por primera vez en 2016, Kennedy les dijo a los periodistas que Trump prometió dejarle presidir una comisión de vacunas, pero eso nunca llegó a suceder. Ahora, Kennedy tiene una influencia mucho más fuerte, después de haber reunido a sus seguidores a favor de Trump. El presidente electo ha indicado que Kennedy desempeñará un papel en su nueva administración y recientemente dijo que dejaría que Kennedy «se descocara en materia de salud», pero no ha sido específico sobre lo que eso significa.
Algunos han especulado con que Trump lo nombrará “zar de la salud” dentro de la Casa Blanca, para guiar al presidente en asuntos de salud pública; una persona familiarizada con la transición dijo que Kennedy estuvo en Mar-a-Lago el miércoles y habló con Trump sobre la agenda de salud pública.
La visión del mundo de Kennedy se plasma en dos de sus estribillos más frecuentes: “No hay nada más rentable para gran parte del sistema de salud que un niño enfermo” y “Las agencias de salud pública se han convertido en títeres de las industrias que se supone que deben regular”.
Ahora que los republicanos controlarán el Senado, Kennedy podría, en teoría, obtener la confirmación para cualquiera de los altos cargos sanitarios: secretario de Salud y Servicios Humanos, comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) o director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés).
Fuente: Infobae
Imagen: Infobae