Miami, FL, 29 de noviembre de 2024.
La vitamina D es un esteroide que se sintetiza en la piel gracias a la luz solar o mediante la ingestión de alimentos que la contienen, y desempeña un papel fundamental en la mineralización del sistema óseo en todas las edades.
Esta vitamina no es, por tanto, tan solo un nutriente, sino que se considera una verdadera hormona con diversas funciones y una principal, que es mantener el calcio sérico en un nivel fisiológicamente aceptable para que desempeñe sus funciones metabólicas, la transducción de señales y la actividad neuromuscular.
En los últimos años, los especialistas en salud han analizado las consecuencias generadas por el importante aumento de la demanda de vitamina D en los pacientes. En un curso, organizado por la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio (SEQCML), la Dra. Sílvia Martínez Couselo, especialista en Bioquímica Clínica del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol, explicaba que «mantener concentraciones adecuadas de vitamina D no solo es crucial para la salud ósea, sino también para el equilibrio del sistema inmunitario, lo que puede ser determinante para reducir el riesgo de desarrollar diversas enfermedades autoinmunes».
Deficiencia de la vitamina D
Llegar a definir la deficiencia de la vitamina D es uno de los temas que continúa suscitando controversia entre la comunidad científica. En la actualidad, el déficit de este nutriente a nivel mundial está presente y viene asociado a factores como los cambios en los estilos de vida, la contaminación, el uso de protectores solares o el incremento de la obesidad. En Europa, entre un 35-70 % de la población muestra concentraciones insuficientes de vitamina D.
El creciente interés por la vitamina D en los últimos años ha generado un incremento de las solicitudes de análisis de este nutriente de manera exponencial. «Este incremento se debe a que, en las últimas décadas, multitud de estudios han relacionado la deficiencia de vitamina D con patologías extraesqueléticas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, autoinmunidad y algunos tipos de cáncer, junto a una mayor conciencia de los déficits generalizados», manifiesta la Dra. Urgell Rull.
Asimismo, «la combinación de una toxicidad menor a la prevista del tratamiento con vitamina D, sumada a una alta prevalencia de deficiencia en la población general, ha llevado a que cada vez más expertos empezaran a recomendar la administración de suplementos, con el consiguiente aumento de la demanda», resalta la ponente.
Cuándo es importante la analítica
Los tratamientos con vitamina D aportan importantes beneficios a los pacientes, contribuyendo en muchos casos, a mejorar la salud ósea y muscular: Mejoras de la densidad ósea, fortalecimiento de los huesos, más resistencia a las fracturas, mejor función muscular, así como disminución del dolor óseo-muscular.
Sin embargo, la definición de concentraciones adecuadas de vitamina D sigue siendo un motivo de controversia entre los especialistas: «No existe ninguna evidencia que apoye la medida de la concentración sérica de vitamina D en la población general sin riesgo de déficit; por tanto, no se recomienda el cribado en la población general sin factores de riesgo de déficit de vitamina D», concluye la Dra. Urgell Rull.
Cuáles son los valores
La Endocrine Society considera la deficiencia < 20 ng/mL y la insuficiencia como 20-30 ng/mL (50-75 nmol/L). Las recientes recomendaciones de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) sugieren mantener concentraciones séricas entre 30-50 ng/mL (75-125 nmol/L).
En general, según la revista de Osteoporosis y Metabolismo Mineral el acuerdo de los expertos y de la mayoría de las sociedades científicas relacionadas con el tema es considerar deficiencia de vitamina D a valores inferiores a 20 ng/ml, insuficiencia entre 21-29 ng/ml y suficiencia a valores >30 ng/ml, siendo el rango entre 40-60 ng/ml el preferido, y se asume intoxicación por vitamina D, en general, a valores superiores a 150 ng/ml.
Fuente: www.eldebate.com